Estoy seguro que si le preguntas a cualquier persona si es buen@
trabajando en equipo, prácticamente nadie te va a decir que no, sería un
suicidio profesional para él/ella, ¿no crees?
Pero entonces me surge una duda, ¿por qué es una competencia tan
valorada, si realmente todos lo hacemos?
Pues porque la realidad es muy distinta, todos creemos que trabajamos en
equipo y que tenemos una gran capacidad para ello, pero realmente son muy pocos
los que realmente lo hacen, trabajan en equipo de verdad, con todo lo que
implica, vamos a ver por qué.
Voy a hacer la misma pregunta de otra
manera, y me gustaría que no continuaras leyendo hasta que tengas una
respuesta, la nueva cuestión va a ser…
¿Cuál ha sido el mejor trabajo en
equipo que has hecho en tu vida? Toma el tiempo que necesites.
¿Ya tienes
una respuesta? Bien, ante esta pregunta podemos ver muchos tipos de personas
dependiendo de las respuestas que puedan dar, intentemos clasificarlas:
- En primer lugar,
estarían las personas que nos contarían una situación en la que habrían
obtenido un logro personal apoyado en un equipo de trabajo. Por ejemplo,
conseguí liderar mi oficina hacia el primer puesto nacional de ventas.
- Por otro lado,
estarían las personas que hubieran conseguido un logro común que no lideraron
ellos. Por ejemplo, gracias a todo nuestro trabajo conjunto, conseguimos que la
empresa lanzase un nuevo producto estrella.
- Una categoría
distinta serían los que destacan el éxito de otra persona, gracias al trabajo
de su equipo. Por ejemplo, con el trabajo de todos, conseguimos que nuestro
compañero pudiera irse de luna de miel, porque entre todos hicimos su trabajo
mientras él no estaba.
- Por último, les diría
una categoría en la que consideran el trabajo en equipo como algo más “humano”
y lejos del mundo laboral. Por ejemplo, conseguimos recolectar fondos para la
operación de un vecino, o simplemente, mi mejor trabajo en equipo han sido mis
hijos.
No es mi intención juzgar a ninguno de ellos, ni a decir si son más o
menos válidos, lo único que pretendo es mostrar que, aunque todos creemos que
trabajamos muy bien en equipo, en el fondo todos tenemos una manera distinta de entender lo que es un trabajo en equipo
bien hecho.
Dicho esto, y con el propósito de que todos hagamos un poco de
autocrítica y podamos seguir trabajando en nuestro desarrollo personal, les voy
a decir dos aspectos fundamentales que deberíamos intentar mejorar (por lo
menos yo lo intento cada día) para poder desarrollada la tan ansiada
competencia del “trabajo en equipo”.
Aceptación y Confianza.
El trabajo en equipo se basa en
la integración de esfuerzos, para que el resultado de integrar todos estos esfuerzos sea superior
a la suma de dichos esfuerzos individualmente. Una vez
que ya tenemos la explicación teórica, que está muy bien, vemos sus
implicaciones reales.
Para que esto sea posible, el equipo
debe estar compuesto por múltiples piezas, distintas entre sí, pero complementarias. Por poner un ejemplo muy sencillo, podríamos
hablar de un auto, si les pregunto… ¿cuál es la pieza
más importante…qué diríais?
Cada uno puede tener una respuesta
distinta a esta pregunta, pero si me permites dar mi opinión (y como siempre
enfatizo, solo es mi opinión porque las ciencias sociales no son ciencias
exactas y no hay verdades absolutas) diría que… Ninguna.
¿Y por qué ninguna? Pues porque
el auto no podría funcionar si le falta una
de las piezas, por muy insignificante que sea.
¿Por qué les pongo este ejemplo? Pues porque es algo que nosotros vemos
muy claro en ejemplo del auto, pero no lo vemos
tan claro en la vida real, veamos por qué.
Un auto no necesita 50 motores para
funcionar, ni 1.000 litros de gasolina, ni 100 ruedas, un auto necesita miles
de piezas complementarias que, bien engranadas, hagan que el auto funcione y obtenga su óptimo desempeño.
En un equipo humano pasa lo mismo, es necesario que esté compuesto por
una gran variedad de personas distintas que puedan aportar su singularidad para
la consecución del objetivo común, ¿cierto? Creo que nadie me cuestionará eso.
Pues bien, este es el problema. Aunque el concepto teórico lo tenemos
cristalino, en la práctica no está claro.
Y aquí viene el primer concepto del
que les quería hablar: Aceptación.
Para poder trabajar en equipo
debemos ACEPTAR a los demás miembros del mismo, y
debemos ACEPTAR que no son como nosotros, que no hacen las
cosas como nosotros las haríamos, que no tienen las mismas motivaciones que
nosotros, ni las mismas competencias, ni las mismas habilidades y lo que es más
importante, que no tienen la misma manera de ser que nosotros.
Pero me podéis decir… ¿entonces
hay que dejar a la gente hacer lo que quiera sin control? No, pero hay que mirarlos desde el punto de vista de que todos son
distintos y tienen distintas funciones y rendimientos.
Volvamos al ejemplo del auto, si una rueda no funciona bien, analizas su
desempeño y si no es correcto lo corriges, miras también si no es lo
suficientemente fuerte para realizar su trabajo y, si es necesario, lo
refuerzas, pero nunca vas a intentar cambiar la esencia de la rueda y exigirle que
sea un volante, para eso tienes el volante.
Esto que parece tan absurdo, si lo trasladamos al mundo laboral no es
tan descabellado, normalmente los que somos una pieza del equipo, no entendemos
el funcionamiento de las demás piezas, y no aceptamos que son distintas, que no
tienen las mismas funciones y sobre todo, que no deben tenerlo.
Y respecto al control, al igual que
las piezas, el mecánico del equipo (que llamaríamos líder) debe
analizar a cada pieza por separado y solamente analizar su desempeño, que es lo
que se debe corregir, pero no debe nunca intentar cambiar la esencia, la manera
de ser de una persona.
Un aspecto clave para trabajar en la aceptación es intentar comprender e
informarse de las funciones que tienen todos los miembros de un equipo y
entender lo que cada uno aporta al funcionamiento del mismo y lo que se
resentiría el resultado final si no lo hiciera.
Si no lo hacemos así, siempre pensaremos que somos el motor, que
trabajamos a 10.000 revoluciones por minuto, y otros como el espejo retrovisor
tienen una vida cómoda y sencilla. Y al espejo le pasaría lo mismo, pensaría
que todo el protagonismo lo tiene el motor, que es el que tiene el mejor
trabajo, el que se lleva la gloria y ellos solo tienen un trabajo monótono y
aburrido.
Pero la cosa no queda aquí, porque
algo igual de importante que la Aceptación es
la Confianza. Si yo te pregunto, ¿confías en tus compañeros? Seguramente todos me dirían
que sí, pero… ¿realmente confiamos ciegamente? Quiero que
seas sinceros con vosotros mismos.
Porque a los seres humanos nos pasa
algo muy curioso, confiamos mucho más en las personas que no trabajan con
nosotros que en las que sí lo hacen… ¿crees que es
mentira lo que les digo? Voy a poner varios ejemplos.
Quiero que pienses en lo que haces cada día antes de llegar a tu
trabajo, les voy a dar unos segundos. Bien, yo les voy a decir lo que hago:
- Me levanto.
- Me ducho.
- Me visto.
- Tomo un café.
- Salgo de casa.
- Cojo el transporte
público.
- Llego con algo de
anticipación antes de entrar a trabajar.
- Desayuno algo en un
sitio cerca del trabajo.
- Entro a trabajar
Seguro que esta, a grandes rasgos, puede ser la rutina de muchos de
vosotros, ¿cierto?
Les voy a hacer varias preguntas entonces:
- ¿Cuándo vas al baño y
enciendes la luz…das por hecho que se va a encender?
- ¿Cuándo abres el
grifo de la ducha…das por hecho que va a salir agua…y encima caliente?
- ¿Cuándo coges el
transporte público…das por hecho que va a llevarnos a trabajar?
- Y si tomas algo antes
de entrar a trabajar, ¿das por hecho que el sitio va a estar abierto y que nos van a dar un rico desayuno?
Fijate, antes de llegar a trabajar, confías plenamente en que va a haber
luz, agua, gas, transporte, servicios…confías en miles de personas que hacen
posible eso cada día. Y como eso, miles de cosas en nuestra vida cotidiana,
desde encender la televisión o la radio y que haya alguien al otro lado, hasta
ir al supermercado y encontrárnoslo abierto.
Incluso en nuestra misma empresa, ¿no estamos seguros que cobraremos nuestro salario
todos los meses? ¿O llamamos cada último día de mes a ver si ha
habido un problema para que nos paguen?
Entonces, ¿por qué al llegar a nuestro puesto de trabajo no confiamos igual
en nuestros compañeros, en nuestros colaboradores o en nuestros jefes?
Las personas con las que no tenemos
influencia son en las que confiamos ciegamente, sin embargo, nuestro entorno
directo es el que nos genera más desconfianza… ¿Por qué?
No voy a contestar hoy a esta pregunta, porque prefiero que todos
reflexionemos un poco más sobre estas cuestiones y después nos preguntemos:
¿Trabajo en equipo…o solamente me lo
creo?